CONSTRUCCIÓN NUEVO CEMENTERIO (1898)

El antiguo cementerio, situado en las inmediaciones de la Parroquia de San Miguel Arcángel, había llegado a su capacidad máxima con 233 defunciones en 10 años y, sobre todo, por motivos de higiene y salud, su ubicación debía alejarse del casco urbano.

 

El cementerio, anejo a la Iglesia Parroquial, se encontraba situado en la parte alta de la población y muchos de los pozos que existían en el Municipio, se contaminaban por la cercanía al mismo. Era un foco de infección por hallarse dentro del casco de población junto a la fuente y lavadero público.

 

Estos pozos se empleaban para usos domésticos y para el consumo personal debido a la buena calidad del agua. De hecho, se narra en el expediente, que muchas de las enfermedades que padecían en el pueblo se debían a las condiciones insalubres del mismo.

 

El 17 de julio de 1897 se debía dar cumplimiento a la Real Orden de 17 de febrero de 1886 por la que no se podían practicar inhumaciones fuera de los cementerios destinados al servicio público. Éstos, debían estar situados a la mayor distancia posible de todo lugar urbanizado y con las condiciones higiénicas necesarias, a fin de evitar los graves perjuicios que a la salud pública pudiera ocasionar el lugar de emplazamiento de los cementerios. El 19 de junio de 1898 se llevaría a cabo las obras de construcción del nuevo cementerio y la clausura del actual hasta la fecha.

 

La norma indicaba que debía estar a 600 metros de distancia desde la última casa del Municipio. Por ello, era necesario construir un cementerio alejado del núcleo urbano.

 

El paraje elegido para dicho proyecto se encuentra situado entre Los Praduelos, El Ensancho de los Herederos de Julián González y Morales y el comienzo de la Ladera de Matarrubia. Contaba con una superficie de 1.750m2 y 35m2, destinados a depósito de cadáveres.

 

La construcción del nuevo cementerio contó con un presupuesto de 3.000 pesetas, pero fue adjudicado mediante subasta en 2.488.

 

Como curiosidad, en el pliego de condiciones de construcción, se va a indicar que la puerta de entrada principal del cementerio debía ser de hierro y de igual clase y construcción que la que tenía Don Juan Pablo Fernández en la huerta de su propiedad.

 

También en el acto de clausura del antiguo cementerio se va a permitir la inhumación en el panteón familiar de Don Ángel González Solís hasta cuatro de los ocho nichos existentes, hasta llegar a la ocupación máxima.